Al fin mi homúnculo fáustico sale de su campana de cristal para conocer el universo. Mi hijo de intelecto, mi otro hijo, ya que tengo uno de carne y hueso de quien estoy muy orgulloso.
El símbolo de la puerta, la que comunica los mundos, el pasado con el futuro, y otras cosas... me ha llamado mucho la atención desde siempre.
Espero que compartamos mis lectores y yo, las muchas reflexiones de mi obra.
Un abrazo, y si les interesa, contáctenme, con toda la esperanza...
Alejandro Cánovas Pérez
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